Lo
que me encanta de los encargados de pintar los poquitos bordos que hay en
Durango, es que tienen una ortografía
verdaderamente asombrosa, quizá “el
maestro en derecho” Pepe-Lupito fue el que dio las instrucciones de plasmar la
advertencia, doña Cecilia Soto Mendoza
sigue un poco mareada con el olor a pinol que tiene su dependencia, no
ha girado instrucciones para corregir el horror ortográfico ubicado en Calle Revolución y Hilario Moreno, col. Asentamientos Humanos,
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