Los ojos azules casi desaparecen detrás de las blancas
pestañas. Así de fuerte aprieta los párpados Lon Adams. Los pelos de la
barba parecen cargarse eléctricamente. Resopla. Responde casi con
desprecio: "¡Para proteger a mi familia, por supuesto!"
Adams colecciona armas. 39 fusiles cuelgan de las
paredes de su casa. Para él significa mucho poder portar armas, dice
Adams: "Esto podría acabar muy pronto". Él lo tiene claro: Si Hillary
Clinton gana las elecciones, se lo prohibirá.
En el recinto repleto de halógenos, no sólo Adams
comparte esta opinión. Todo el que frecuenta este sitio vota a Donald
Trump. Sólo por principio. Se vota a los republicanos por tradición,
como hicieron padres, abuelos y bisabuelos. Aunque sí que hay otro
motivo: "Donald Trump no es un político, es un hacedor", dice Jacob
Rathman, que vende en la feria rifles del siglo XVIII.
En los últimos años los EEUU han cambiado, dice Rathman:
"Un ataque terrorista es algo real". Incluso más real que hace 15 años:
"A causa de la gente que ha venido a nuestro país". No todos, aunque
muchos sí querían hacer daño a los estadounidenses:"Esos son nuestros
enemigos".
En su pensamiento coge Rathman un fusil en la mano.
Acaricia la caja de madera. Los Estados Unidos viven un momento de
cambio, dice: "Y no para bien. El pueblo tendría que tomar ahora la
decisión correcta. Y votar a Trump".
Comentarios
Publicar un comentario